La cosa sigue complicada, la conciencia colectiva está tensa y suceptible, si alguien hace algo parece que la respuesta es una y media. El culpable es el otro.
Creo que uno de los grandes avances (no siempre respetados) de la humanidad fue entender que mañana el otro va a seguir ahí. Tal vez sea hasta como para decir que recién luego de comprender este precepto podemos afirmar que somos civilizados. Algo habrá en el ambiente, en el aire, en nuestros genes o en las relaciones sociales, pero siempre aparecen otros y por más poder, por más lucha y por más recursos que se empleen, mañana el otro va a seguir ahí.
Una de las más trascendentes ideas de los últimos dos siglos de nuestra cultura fue la que propuso que no hubiera más otros pero (acá está la gran diferencia) porque todos somos y deberíamos ser iguales; algunos seguimos creyendo en ella e intentando con suerte esquiva lograrlo...
(Pero) Por ahora lo mejorcito que se inventó y consensuadamente se utiliza para convivir es la democracia liberal. La democracia se realiza en las urnas antes que en los blogs y foros de internet. Escucho a muchos por estos días que parecieran -conciente o inconcientemente- ignorarlo.
Aguante las asambleas, los foros de debate y las concentraciones, pero no nos olvidemos de la parcialidad inherente de ellas, por definición siempre hay un recorte, estas formas de participación no pueden ser universales como una elección. No se deben sacar conclusiones terminantes de esas situaciones. Porque mañana el otro -el que no quiso ir, no quiso entrar, no se enteró, está en contra o lo que fuera- va a seguir ahí.
Y va a tener tanto derecho como nosotros a intentarnos explicar las cosas de acuerdo a su manera de entenderlas. Y tal vez nos demos cuenta que tenía más razón que nosotros.
Creo que uno de los grandes avances (no siempre respetados) de la humanidad fue entender que mañana el otro va a seguir ahí. Tal vez sea hasta como para decir que recién luego de comprender este precepto podemos afirmar que somos civilizados. Algo habrá en el ambiente, en el aire, en nuestros genes o en las relaciones sociales, pero siempre aparecen otros y por más poder, por más lucha y por más recursos que se empleen, mañana el otro va a seguir ahí.
Una de las más trascendentes ideas de los últimos dos siglos de nuestra cultura fue la que propuso que no hubiera más otros pero (acá está la gran diferencia) porque todos somos y deberíamos ser iguales; algunos seguimos creyendo en ella e intentando con suerte esquiva lograrlo...
(Pero) Por ahora lo mejorcito que se inventó y consensuadamente se utiliza para convivir es la democracia liberal. La democracia se realiza en las urnas antes que en los blogs y foros de internet. Escucho a muchos por estos días que parecieran -conciente o inconcientemente- ignorarlo.
Aguante las asambleas, los foros de debate y las concentraciones, pero no nos olvidemos de la parcialidad inherente de ellas, por definición siempre hay un recorte, estas formas de participación no pueden ser universales como una elección. No se deben sacar conclusiones terminantes de esas situaciones. Porque mañana el otro -el que no quiso ir, no quiso entrar, no se enteró, está en contra o lo que fuera- va a seguir ahí.
Y va a tener tanto derecho como nosotros a intentarnos explicar las cosas de acuerdo a su manera de entenderlas. Y tal vez nos demos cuenta que tenía más razón que nosotros.
Porque somos civilizados y no somos necios.
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